JuanMatachin

miércoles, mayo 26, 2010

Melancolia

No envidio tu felicidad;
que es en todo caso tan insípida,
tan llena de desgracia, que me nubla
las pestañas negras en un santi-amén.
En ocasiones, si siento algún deseo de tu
melancolia, de esa callada y desierta
que te vuelve como una hebra de seda.
Pero esa tu felicidad que paseas en vitrinas
esa mustia y pálida, apagada y canalla
no me toca los huevos,
no me rasguña la espalda cuando te me vienes encima
con ella - tu vidrio roto - a clavarme las astillas
de una sonrisa paciente pero apagada
cuando él te toma de la mano
y me miras esperando ese rictus que te carcome
la piel bajo el ombligo.
No, no es saeta digna de ti esa tu felicidad,
ni de tu violento deseo. No me vengas con juegos infantiles
que las líneas que nos ajan el rostro se les amarga el dia.
Pero en cambio tu melancolia, tu exquisita melancolia,
cuando recuerdas mis manos palpando tus poros,
explorando tus oquedades, saboreando tus humedades,
perfumando tu pelo de selva negra;
esa si que la envidio, esa si que me hace sentir menos,
esa me parte las costillas y me separa las carnes
del centro de mi pecho que no baila,
porque cuando te veo, paseando del collar a tu felicidad
yo no siento melancolia.

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