Qué piensas?

Estaba sentado allí, en medio de la noche que es silenciosa como aquel que tiene el alma en calma y se retira a meditar, sus pies colgaban del banco que había acercado a la mesa y al que tenía que saltar para poder alcanzar aún; sostenía entre sus pequeñas manos un vaso de leche que se había servido de la nevera. - Qué haces? - preguntó su madre algo inquieta. - Pienso - le respondió, un frio recorrió la espalda de la mujer, se compunjía entre orgullo y miedo, mucho más miedo que alegría, además de una curiosidad impresionante que intentó contener, pero al final hizo la pregunta a la que tanto miedo tenía:

- Qué piensas? -
- Sobre la vida - Respondió él.

Esa respuesta por fin cerró su curiosidad; los infantes cuanto piensan sobre la vida suelen aniquilar cualquier ánimo en los adultos. Se quedó viéndolo, en su pijama azul vestido y con los pies descalzos, no sabía si a sus 5 años ella había sido capaz de entregarle todas las armas para que se dedicara a pensar sobre la vida; no era solo una respuesta curiosa, era una responsabilidad enorme.