Carta abierta

Ayer vi tus ojos, esos que hace mucho rato no brillaban acompasados con esa sonrisa (mi luz) que hace tanto me escondes pero que a otros brindas con tanto desparpajo y por primera vez sentí celos. Sentí, que todos tus planes de los mundos paralelos se habian hecho carne y con ellos se habian vuelto materia todas mis ideas guerrilleras, mis desconsuelos vagabundos, la nimiés de mi ser que yace latente en canciones pusilánimes. Ayer, cuando el azul se volvió rosa me advino el deseo de atravezar el viento y la energia para conocer esas palabras que no me compartes, que no me insinuas, que ni siquiera me notificas. Y mientras las manos bailaban al compaz de un acercamiento innoble, vi tu lucha por reafirmarte mientras me quedaba solo en espacios de absoluta melancolia. Ya no me queda nada para darte y muy pocas cosas que pedirte y la voluntad de construir se acongoja con lo que parecen tus deseos de destruir.