No son historias, son en cambio mentiras

No son buenos estos días que nos corren,
no son siquiera fútiles,
se les antoja en cambio ser arroyos,
saetas que se escurren por la cuenta,
días para sentarse a mirar.

No son días siquiera los que corren,
se les antoja mas bien ser un jardín de siglos en ciernes
que juguetean, son bolitas de cristal que caen del cielo
no son días ni figuras, no son nada.

Y este cuerpo, que se deshace como el polvo, como los segundos
tampoco es ya de carne y de coraza,
se le antoja en cambio ser hostal de pesares y congojas.

No son buenos estos días que nos corren,
no son horas ni minutos, son dardos, son esquirlas
que maceran la espalda de este cuerpo, que ya no es cuerpo
se le antoja ser en cambio cementerio de historias golondrinas.

Dos

Dí que hacer con estos huesos que llevo a cuestas,
con esa pesadez fastuosa
de no llevar en mi saco palabras para deshacer
los millones de segundos que entrelazan
una sábana de lagartos;
llevo a cuestas un orgullo que puede romperse
como una urna de aullidos guturales
salvajes tirados a su suerte.

Llevo mucho gris en las pestañas
y ese secreto que me está armando trifulca.
Por qué se me enraizó así?, en tan pocos granos del reloj.
Por qué tengo que gritar a un guijarro sordo lo que pesa
esto que llevo dentro?.