La historia entre los dos
Nos tenemos tanto miedo
que recorremos las esquinas como gatos mirándose al espejo,
vívidos, impávidos, orgullosos, curiosos.
Nos tenemos tanta rabia que sonreímos,
y nos saludamos, nos miramos las heridas aún abiertas,
examinamos los cuellos, los rasguños y respiramos.
Paseamos, en esa danza sosegada,
con esas ganas de estrellar los huesos
como olas que se funden con la playa.
Nos tenemos tantas ansias que nos duele,
que empuñamos las dagas y apretamos los dientes
y esperamos, como quien espera la muerte.
Te desprecio tanto que te amo,
que te amo como a los días grises,
me desprecias tanto que me huyes,
que me huyes como a los fantasmas tristes,
y yo que correr no puedo,
me quedo sentado mirándote partir.
que recorremos las esquinas como gatos mirándose al espejo,
vívidos, impávidos, orgullosos, curiosos.
Nos tenemos tanta rabia que sonreímos,
y nos saludamos, nos miramos las heridas aún abiertas,
examinamos los cuellos, los rasguños y respiramos.
Paseamos, en esa danza sosegada,
con esas ganas de estrellar los huesos
como olas que se funden con la playa.
Nos tenemos tantas ansias que nos duele,
que empuñamos las dagas y apretamos los dientes
y esperamos, como quien espera la muerte.
Te desprecio tanto que te amo,
que te amo como a los días grises,
me desprecias tanto que me huyes,
que me huyes como a los fantasmas tristes,
y yo que correr no puedo,
me quedo sentado mirándote partir.